martes, 19 de febrero de 2013

¿Porqué salvar al Jaguar?



Tal interrogante debiera tener una respuesta obvia, sin mas explicaciones. Debemos salvar al jaguar solamente porque aún está vivo, porque tiene derecho a vivir. Tal vez esta breve respuesta pudiera ser suficiente, así sin mas. Sin embargo podría agregarse... y no solo al jaguar sino a todas las especies animales y vegetales cuya presencia en el mundo natural es de la misma condición que la nuestra y con los mismos derechos como parte importante de la biodiversidad.
Proteger la vida de las especies es un hecho que no requiere explicaciones, es una obligación del ser humano . Pero específicamente la responsabilidad tiene por fuerza que ser acogida en la sensibilidad de todo aquel que cuenta con el don del discernimiento. Es muy importante la toma de conciencia de este hecho respecto a que todas las especies vivientes son parte de la telaraña que constituye el tejido del mundo vivo. Todas son importantes y todas cumplen con una función .
Porque dentro del verdadero acervo cultural de cualquiera, la actitud de conservación es obligada. Es una disyuntiva ineludible del hombre culto. No es posible sustraernos a la responsabilidad que se abre ante nosotros cuando llegamos a comprender la trascendencia de cuidar el equilibrio que hace posible el bienestar del mundo en que vivimos .


Tal vez la referencia al Jaguar, debiéramos solo considerarla como especie simbólica indicadora del estado de salud de los ecosistemas donde habita. Sin embargo no solo es esta especie la que debiera preocuparnos, sino la biodiversidad tanto de mamíferos, como aves, peces y reptiles sin olvidar al mundo vegetal .

El jaguar es el felino mas grande de América, es un bello animal cuya presencia indica el estado de salud del ecosistema que habita. Es el predador que regula el equilibrio ecológico de muchas especies . Ha sobrevivido a pesar de la intensa persecución a que ha sido sometido, además de la sistemática destrucción del hábitat que ha tenido que sufrir. Esto último es lo mas dramático. La desolación ocasionada por la pérdida sistemática de selvas tropicales va de la mano con la desaparición no solo del jaguar, sino de monos, loros, guacamayas, caobas, cedros, orquídeas . Actualmente al jaguar se ha restringido su presencia a los sitios mas alejados donde no ha llegado el desmonte irracional y donde los furtivos no pueden fácilmente alcanzarlo .En México se le sigue matando, como "trofeo", o en ocasiones como supuesto peligro para los hatos ganaderos. Está bien probado que su acción como devastador de ganaderías es muy relativa y no representa un verdadero peligro que amenace la economía de las explotaciones pecuarias

Comprender la función exacta de un ecosistema dado, no es cosa sencilla, más aún cuando sabemos que la dinámica en la naturaleza es compleja y cambiante, pero no es preciso que entendamos todos el detalle del flujo energético del mundo vivo, es suficiente con entender que existen especies que por la importancia determinante de su participación en la secuencia de la cadena alimenticia nos sirven de indicadoras para diagnosticar el estado de salud de un hábitat determinado.

Es indudable que sin jaguares nosotros podremos seguir viviendo. Ninguna catástrofe nos amenaza..... en forma directa e inmediata. Como igualmente ha ocurrido con tantas especies desaparecidas y no solo especies, sino ecosistemas completos, sin que la humanidad se haya visto en verdadero peligro. En nuestro Continente existen miles de sitios donde se extinguió el jaguar y la vida sigue igual. Es importante que se entienda el hecho de que no estamos avalando impunemente la extinción de una especie, solo se afirma que la pérdida de ésta , no puede afectarnos de inmediato. Sin embargo no es solo el caso de una especie que se extinga, ni el posible peligro que pudiera representar para nosotros. Se trata únicamente de prender en nuestro interior una llamita de sensibilidad responsable. De sentirnos maduros culturalmente hablando, de entender la necesidad que tenemos del mundo natural. Comprender que no es necesario tener una amenaza sobre nuestras cabezas para pensar en la conservación. Y si finalmente fuera necesario contar con ese riesgo, pensemos que al desaparecer una especie indicadora del estado de salud del ecosistema, habrá motivo suficiente para alertarnos de que las cosas no están funcionando.

Salvar al jaguar debe entenderse como una bandera, una expresión simbólica de conservación ambiental. Porque si el jaguar sobrevive será porque hemos hecho lo suficiente para conservar su hogar. Sin espacio, alimento y refugio no hay jaguares, . Por eso debe comprenderse el simbolismo de este hecho, si el jaguar no desaparece tendremos la satisfacción de pensar que la especie ha permanecido gracias a una serie de acciones que lograron mantener todo un ecosistema en equilibrio y no será solo el jaguar quien resulte beneficiado, sino una enorme biodiversidad tanto vegetal como animal . Salvar al jaguar es un decir , la lucha no debe pensarse en términos individuales, pues el esfuerzo no es solo por éste, no, la lucha debería ser pensada en términos integrales, que lleve como objetivo principal la conservación del ecosistema, de tal manera que la consecuencia sea en benéfico absoluto, de la biodiversidad que lo conforma.
Metas de éste tipo deben ser causa de motivación favorable al sentir que para nuestro beneplácito, lo silvestre continúa igual que cuando lo vivimos por primera vez . Esa sensibilidad que nos llevó un día a sentir el flujo adrenalínico del contacto íntimo con la misma naturaleza a la que pertenecemos, esa misma que nos emociona cuando sentimos la soledad del monte, el aroma de la hierba, el rocío de la mañana, el grito de los loros, la algarabía de las chachalacas, lo agreste de la montaña, la sensación emocionante de ver saltar un venado, el canto del tapacamino alrededor de una fogata, sin ruido de coches, ni ambulancias Esos pequeños detalles que no son privativos del naturalista sino todo ser humano que se identifica con su medio original. Estos ínfimos pormenores que por atavismo hemos heredado de nuestros ancestros y que cada día nos parecen mas sublimes, debieran ser suficientes para entender que todo ecosistema debe ser respetado y conservado , no tanto como obligación humana, sino como actitud natural, actitud que merece cultivarse con el único propósito de dar sentido al comportamiento de respeto al mundo que pertenecemos . 

Cuando en la soledad de una profunda barranca escuchemos en alguna noche el bramido de un jaguar, sabremos que por lo menos en esa cañada aún se cuenta con el equilibrio necesario para su subsistencia. Y eso da respuesta a la pregunta,

¿ porque debemos salvar al jaguar ?

Manuel fuentes